El tipo de láser determina qué pigmentos pueden tratarse especialmente bien y qué color es menos sensible al tratamiento. Los láseres de rubí, que trabajan en el espectro infrarrojo cercano, han demostrado ser universalmente aplicables en la práctica. Debido a la fuerte absorción de la radiación del láser de rubí por parte del pigmento de la piel, la melanina, estos láseres son particularmente adecuados para el tratamiento de manchas pigmentarias naturales. Los pacientes suelen tolerar el tratamiento con láser sin anestesia; solo en casos individuales se utiliza anestesia superficial. La longitud de onda de la luz del láser Rubi o Nd:YAG es absorbida específicamente por los pigmentos de color presentes en las alteraciones cutáneas. La energía transferida fragmenta abruptamente las partículas pigmentarias encapsuladas de las cápsulas de tejido conectivo. Las partículas fragmentadas se descomponen epidérmica y linfáticamente. Inmediatamente después del tratamiento con láser, el área de la piel expuesta aparece blanquecina durante 10 a 20 minutos. Después de esto, se formará una ligera costra durante aproximadamente 1 a 2 semanas. Las lesiones pigmentarias también pueden tratarse con láser ablativo. Aquí hay que distinguir entre «ablación en frío», por ejemplo con el láser Dermablate Erbio:YAG, y la vaporización, como con el QuadroStarPRO con luz amarilla o verde.